En septiembre de 2019, Vidreres fué notícia en todo el país a causa del triste incidente ocurrido durante la celebración del correbous que, des de hace 33 años, forma parte de los actos de la fiesta mayor de la villa.
Como consecuencia del siniestro que causó 19 heridos y que el toro acabase cosido a tiros por la policía, el
consistorio vidrerense decidió convocar una consulta popular en marzo de 2020, que finalmente se celebrará el 18 de diciembre de este año. De esta manera, la ciudadanía podrá decidir sobre la idoneidad de continuar celebrando el correbous en Vidreres.
Los correbous de Vidreres, aunque sólo tienen 33 años de historia, son los únicos que todavía perduran en
las Comarcas de Gerona, ja que la resto de municipios gerundenses ja han abolido esta tipología de tradiciones.
El caso más emblemático fue el de la ciudad de Olot, ya que la capital de la Garrotxa contaba con una
tradición documentada del siglo XVII, y su plaza de toros, construida el año 1859, es la más antigua de
Cataluña. El año 2016, a partir de una consulta popular organizada por el consistorio, en la cual el
60% de los participantes votaron a favor de la abolición, se inició un proceso para erradicar la tauromaquia olotense. Desde entonces, las Fiestas del Tura no tienen correbous. Casi de forma simultánea (junio de 2016), el pleno del
Ayuntamiento de Torroella de Montgrí aprobó una moción para abolir la celebración de las vaquillas. Esta
tradición contaba con 36 años de historia y estaba organizada per la Peña de San Marcos. No obstante,
unos meses antes (marzo de 2016), el pleno del Ayuntamiento de Roses aprobó una moción para abolir las vaquillas que se celebraban des de la década de los ochenta y, lógicamente, también la famosa empaitada de patos, una tradición suficientemente conocida por su crueldad, la cuál contaba con casi un siglo de historia.
Ahora, el último reducto taurino de las Comarcas Gerundenses se tambalea, ya que los correbous de Vidreres
seran sometidos a referéndum este domingo. Las perspectivas de abolición parecen buenas teniendo presente
los antecedentes en otras consultas con resultado también favorable a la abolición de las vaquillas como en
Santpedor (El Bages). Así como una sociedad catalana cada día más madura y concienciada respecto a la barbarie
que implican todas las tradiciones de índole taurina.
El correbous de Vidreres, incluso cumpliendo el reglamento de espectáculos con toros sin muerte del animal, su
trayectoria ya ha sido suficientemente accidentada. E descalabro del septiembre de 2019, a pesar resultar insólito y
escalofriante a la gran mayoría de catalanes, no es, e absoluto, un hecho aislado en el mundo de el espectáculo taurino. Las fugas de toros son una consecuencia lógica derivada del comportamiento natural de un animal atemorido que quiere rehuir el tormento. Los toros y las vaquillas siempre intentan escapar del hostigamiento de los correbous y, por tanto, sus reacciones, así como las consecuencias que se derivan, que pueden ser del todo imprevisibles. Vidreres cuent con un antecedente en esta misma plaza, donde el año 1999, 10 vaquillas conseguieron escaparse. Durante la fuga, una de ellas provocó un accidente de tráfico que afortunadamente, no causó la muerte del conductor del vehículo siniestrado. Las vaquillas pero, no tuvieron la misma suerte, pues por orden del Ayuntamiento, fueron toda abatidas a tiros de escopeta por cazadores.
A pesar que, por mis profundas convicciones en favor de la democracia participativa soy partidaria de las
consultas populares, con relación al maltrato de animales y las prácticas temerarias que ponen en riesgo la
seguridad de las personas (incluso aquellas ajenas a la celebración del propio espectáculo), entiendo que la
tortura y la negligencia no pueden ser sometidas a votación, así como tampoco se puede regular. La barbarie,
la tortura y la negligencia institucionalizada sólo de de abolir. En el marco del nuestro ordenamiento jurídico
no tendría ningún sentido consultar a la ciudadanía hasta donde hace falta poner límites a la hora de
someter a vejaciones a una víctima humana o si se pueden permitir las conductas negligentes sólo por
hecho que algunos son partidarios. Aun así, atendida la situación, deseo que Vidreres siga el ejemplo de
la resto de municipios gerundenses y que, el día 18, la mayoría ciudadana vote a favor de la abolición con el fin de erradicar
el último reducto taurino de la demarcación gerundense, ya que con la abolición de éste anacronismo saldremos ganando todos los catalanes y catalanas para construir el país civilizado que queremos.¡Vamos Vidreres!
Helena Escoda es historiadora, antrozoóloga, autora de ensayo y portavoz de la Coordinadora per l’Abolició dels Correbous de Catalunya